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Más información AceptoProvenimos por parte de madre de una familia de tradición olivarera.
Desde pequeños íbamos al pueblo todos los fines de semana a pasarlo con nuestros abuelos. Mi abuelo le enseñaba a nuestro padre, de nulos conocimientos agrícolas, sus olivos y sus cultivos y le explicaba su forma de ver la agricultura.
Sea como fuese, al tiempo, a mediados de los años 80, nuestro padre se lió la manta a la cabeza y con unos ahorros, mucha inexperiencia y mucha ilusión, compró una finca en semiabandono, con un olivar en decadencia y un cortijo con unas instalaciones en estado de ruina.
Con el apoyo de nuestra madre, nuestro padre comenzó la reconversión del olivar, a estudiar las formas de riego y abono más adecuadas, construyó una nave agrícola para los aperos y la maquinaria agrícola. Fueron años de trabajo duro.
La aceituna la llevábamos a las cooperativas de los pueblos cercanos, a Puente Genil, a Badolatosa, y mi padre se lamentaba porque él consideraba que llevaba una aceituna en muy buen estado y de gran calidad, y las cooperativas se la pagaban al mismo precio que otro agricultor con un fruto más descuidado.
Ya que las cooperativas no pagaban la calidad que nuestro padre consideraba que tenía su aceituna, convenció a nuestra madre y montó su propia almazara con un objetivo bien claro: hacer aceites de oliva virgen extra monovarietales de gran calidad, únicamente con la aceituna de la finca. Por aquella fecha, había pocos productores que elaboraran aceites monovarietales.
El primer aceite correspondió a la cosecha 1999-2000, y sin complejos presentó el aceite arbequina al concurso del Ministerio de Agricultura para decidir el Mejor aceite de oliva virgen extra español, con la enorme sorpresa de que ganó el primer premio en la categoría “frutados maduros”. A este primer premio se han ido sumando algunos más: Expoliva, Diputación de Córdoba, OliveJapan.
Pensábamos, completamente ignorantes de temas comerciales, que con tales reconocimientos de calidad íbamos a vender el aceite rápidamente. Fue una ilusión inocente.
Hemos aprendido que los temas comerciales llevan su tiempo y que queremos llegar y conocer directamente a las personas que consumen nuestros aceites, y saber sus opiniones. Para eso internet es la herramienta idónea.
También tenemos ilusión en exportar nuestros aceites a países de la Unión Europea.