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Más información AceptoEmpezar el día con un desayuno que incluya una tostada bien impregnada de aceite de oliva virgen extra, el único que recomendamos para tomar en crudo, es un buen principio porque:
Pero hay mucho que reflexionar sobre este tema en función de diversas vertientes.
Depende de los gustos. Nosotros animamos a que prueben todas las variedades y experimenten con las combinaciones. Las que aquí proponemos, son sólo eso, propuestas y recomendaciones.
Aquí el aceite de oliva se la juega y existe una gran diferencia entre un aceite virgen extra bueno y otro menos bueno. Puesto que el aceite es el único ingrediente, como mucho con un poco de tomate restregado, proponemos variedades con sabor fuerte, como el picual, o con sabores más complejos o conjuntados como el hojiblanca y el frantoio.
Por favor, sean buenas personas y no añadan sal. Si el aceite es bueno y tiene sabor no es necesario. (Recuerdo hace 30 años cuando el salero estaba siempre a mano, pero eran otros tiempos y la calidad de la mayoría de los aceites de oliva era bastante floja, por ser benóvolo)
Nuestra opción preferida. No sabemos mucho de cocina pero lo encontramos como un maridaje perfecto. (Que nos perdonen los gastrónomos)
Para estos casos, nuestra opción preferida es un picual o un hojiblanca.
Estos aceites también casan bien para una tostada con un poco de queso curado.
En esta ocasión, nuestra preferencia apuntan a un aceite de oliva de la variedad arbequina, de sabor suave, sin gusto amargo. Sus características se adaptan perfectamente a estos ingredientes, y es una opción más saludable que la mantequilla.
La única conclusión y el único consejo es que experimente y prueba distintas variedades y variantes. ¡Seguro que se sorprenderá!
Reconozco que estuve enganchado a las tostadas con aceite con ajo durante una temporada larga. La clásica botella con un par de dientes de ajo en el interior. Para esta práctica, muy saludable por otra parte, no es necesario un aceite virgen extra de altos vuelos, porque el ajo enmascara todos los matices que puede tener un virgen extra. No obstante, personalmente, me encantaban las tostadas con aceite virgen extra y ajo macerado. Lo tuve que dejar porque mi vida social se resentía, a pesar de los concienzudos cepillados de dientes y el mascado de chicles de menta.
A veces tengo la tentación de caer de nuevo pero tomando las tostadas en la cena y fantaseando con que la intensidad del ajo se disipará durante el sueño. Pero no me he atrevido ni a proponerlo en familia.
Otra variante es el ampliamente difundido "resfregón" de ajo directamente en el pan. No la he practicado. Indudablemente es más castizo y desenfadado pero menos práctico pues el problema del olor se reproduce en las manos.
Hay fundamentalmente dos versiones, echar el aceite en un plato y empapar trocitos de pan en él, que por capilaridad y/o subpresión se introduce en la masa del pan o dejar boca arriba un bollo o tostada en el plato y rociar con una aceitera buena el aceite sobre la tostada.
La primera es de más fácil consecución y aconsejable para los “novatos” ya que en la segunda que se pretende empapar el pan sin derramar aceite en el plato es para más “profesionales”. En esta segunda versión, para conseguir que por gravedad se introduzca suficiente cantidad de aceite en el pan es preciso escarificar éste sobre todo si está tostado.
El gran dilema aparece ante la pregunta ¿está permitido? o ¿es recomendable mojar la tostada en el café, té, chocolate …? Las normas de la urbanidad en la mesa, te dicen que no lo hagas…, pero ¡está tan bueno! En el caso de que optes por saltarte las normas hay que tener cuidado en dejar escurrir el líquido de la tostada antes de sacarlo del vaso para no manchar mesa y vestido. En este supuesto heterodoxo, pero como todo lo prohibido, atrayente, no te importen las gotitas de aceite sobrenadando en el café, es señal de que la tostada tenía suficiente aceite y que la has sumergido bien.